Febrero de 1958. Una tarde soleada inundaba el Ninian Park, el estadio del Cardiff City. Sobre las gradas, casi 40.000 galeses presenciaron la primera (y única) clasificación de su país a una Copa del Mundo. Ivor Allchurch y Cliff Jones decoraron el resultado y cerraron un global de 4-0 frente a la débil selección de Israel para clasificar al Mundial de Suecia.
Es curiosa la forma en la que Gales llegó a esta instancia de repechaje. La historia cuenta que Turquía, rival en la zona asiática de los israelitas, dio marcha atrás y no quiso presentarse a ninguno de los partidos. Ante esto, la FIFA comenzó a buscar un rival, evitando que Israel se clasifique sin jugar.
Primero fue Indonesia, que proponía jugar en un país neutral, algo que la FIFA rechazó de inmediato. Luego, el candidato fue Sudán, pero quedó desestimado por razones políticas. Así, la FIFA cayó en Europa y le dio la oportunidad a Bélgica… los belgas rechazaron dicha propuesta por razones aún desconocidas. Así, el ente madre del fútbol terminó designando a Gales para este decisivo e histórico partido.
Como si fuese el destino, este repechaje milagroso para los galeses, que ya habían sido eliminados por Checoslovaquia en la Fase de Grupos, permitió que se crucen ¡por única vez en la historia de los Mundiales! las cuatro selecciones del Reino Unido: Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
El combinado inglés llegó disminuido a Suecia. Es que, algunos meses antes del comienzo del certamen, ocurrió el desastre aéreo de Múnich, donde fallecieron ocho jugadores del Manchester United, entre los que se encontraban Roger Byrne (titular en Inglaterra), Duncan Edwards y Tommy Taylor. Así, solamente un jugador de los Red Devils fue parte del plantel durante la estadía en Suecia: Sir Bobby Charlton, quien había sobrevivido a una de las tragedias más oscuras del fútbol mundial.
Por otro lado, Escocia tenía una plantilla con mucha calidad: Tommy Docherty (histórico defensor del Preston North End), Eric Caldow (leyenda del Rangers), Eddie Turnbull (goleador del Hibernian) y Bobby Evans (otro histórico del Celtic).
En tanto, los planteles de Gales e Irlanda del Norte no tenían la misma riqueza que ingleses y escoceses. Gales solo contaba con John Charles, goleador de la Juventus, como máximo exponente, mientras que Irlanda del Norte tenía al artillero del Burnley, Jimmy McIlroy.
El sorteo deparó zonas complicadas para los equipos británicos. Repasemos los grupos:
En el A, Irlanda del Norte compartió zona con Alemania Federal, que venía de consagrarse en el Mundial de Suiza 1954. También estaba Argentina, siempre favorita en todas las competencias que disputa, y Checoslovaquia, una incógnita por ese entonces.
En el Grupo B, Escocia quedó emparejado con Paraguay, Yugoslavia y Francia. En la Zona C, Gales estuvo con Suecia, Hungría, uno de los mejores equipos del mundo por ese entonces, y México. Y por último, en el Grupo D, Inglaterra compartió zona con el Brasil de Pelé, Unión Soviética y Austria, que luego de la Segunda Guerra Mundial nunca volvió a ser la misma selección.
Para sorpresa de propios y extraños, lo que se creía en la previa (que Inglaterra y Escocia saquen a relucir el fútbol británico y avancen a la siguiente ronda), nunca se dio. Ingleses y escoceses perecieron en la Fase de Grupos mientras que Gales e Irlanda del Norte pasaron de ronda.
Los Cuartos de Final terminaron por sentenciar a las últimas dos naciones británicas. Gales perdió (1-0) frente a Brasil, que luego sería campeón del torneo. El gol lo marcó Pelé, que con 17 años se convirtió en el jugador más joven en anotar en una Copa del Mundo. Si bien Gales dejó una buena impresión y pudo haber vencido a los brasileños, lo de Irlanda del Norte fue todo lo contrario. Se despidió con una derrota (4-0) ante Francia.
El periplo de los cuatro británicos por Suecia terminó con un sabor agrio, difícil de digerir. Pero a pesar de eso, quedará por siempre en el corazón galés y norirlandés, la gran representación que tuvieron en el Mundial de 1958.
(17/11/2017)

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